Cuentos de Canterbury (Tr. Josefina Ferrer) by Geoffrey Chaucer

Cuentos de Canterbury (Tr. Josefina Ferrer) by Geoffrey Chaucer

autor:Geoffrey Chaucer [Chaucer, Geoffrey]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Humor, Sátira
editor: ePubLibre
publicado: 1391-04-23T00:00:00+00:00


* * *

Prólogo al cuento del capellán de monjas

—¡Basta ya! —exclamó el Caballero—. Largo te has extendido y bien es verdad lo que has dicho y aún mucho más; pero, por lo que vislumbro, hay en el ambiente cierto aire de melancolía. Y en cuanto a mí, en verdad que me siento deprimido de oír cómo tanta gente, viviendo en la riqueza, se arruina. Mejor quisiera oír que un hombre, viviendo humildemente, ha sido afortunado en la prosperidad. Sí, de cierto éste es el cuento que me gustaría que relataran.

—Lo que has dicho es verdad —dijo el Hostelero—. Mas, ¿qué se me da a mí que la Fortuna esconda su rostro tras una nube?

Y ciertamente que tanta tragedia acaba por deprimir el ánimo, pero, ¿de qué sirve lloriquear y lamentarse cuando ya un hecho está consumado, como decía, pues es pura penitencia tener que escuchar tales calamidades? Así que no contéis más de ellas, maese Monje. De cierto este material aburre a la concurrencia y no vale ni un mosquito, pues carece de gracia y no se puede sacar de él ningún motivo de chanza. De modo que, señor Monje, o mejor hermano Peter, si es éste vuestro nombre, os rogamos nos cuentes algo diferente; pues, por el mismo Dios, que de no haber sido por el continuo repiquetear de las campanillas de vuestra brida, estaríamos ahora todos durmiendo, de modo que habríais contado vuestros cuentos en vano. Acertadamente dicen los letrados: «De nada sirve un discurso cuando no hay auditorio».

Y debo añadir que soy buen oyente, siempre y cuando lo que se diga esté bien dicho. Mas podríais ahora relatar alguna historia de caza, si es que ello os place.

—No —replicó el Monje—, no estoy de humor para sutilezas y veleidades, de modo que dejad a otro que cuente su historia como yo he hecho. —Y dirigiéndose entonces el Capellán, cordialmente le dijo—: Acercaos, reverendo y ved si contáis algo que nos anime. Mas no pongáis esa cara, que aunque montéis un rocín viejo y feo, mientras el animal aguante ya basta. Así, pues, regocijaos y no dejéis que en vuestro corazón entre el desánimo.

—Tenéis razón —replicó el Capellán de monjas—, si no cumplo mi deuda seré acusado de mal pagador. Ahí va mi cuento.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.